El último partido del año terminó con el peor desenlace posible, una derrota y con muchas dudas en el equipo. Después de las alegrías vividas en el anterior partido en casa, suponíamos que la propuesta del equipo iba a ser valiente, enérgica y reconocible, teniendo en cuenta el impulso moral que supuso el gol en el último minuto de Raúl García. Sin embargo, no vimos a un Osasuna competitivo, ni hambriento de puntos, por lo que, para estas navidades el equipo rojillo tiene mucha tarea. Analizamos cuáles fueron las claves del encuentro.
La pizarra no se trasladó al campo
La intención de Jagoba poniendo 4 centrocampistas fue la de igualar fuerzas con sus centrocampistas y sentirse fuerte en esa zona del campo. Por el contrario, un mal posicionamiento en transiciones, junto a la debilidad mostrada en los duelos, hizo que el Mallorca fuese dueño del medio campo durante casi toda la primera parte y pudiese atacar con sus carriles muy cómodamente. Vemos en esta disputa, cómo al coger el balón cualquiera de los mediocentros, había posibilidad de sacar a banda con el carril y atacar el espacio.
La intensidad del equipo debe ser innegociable, el bajo rendimiento individual de algunos jugadores en disputas de balón condicionó el partido, hasta el punto en el que el Mallorca era capaz de crear ocasiones de gol con balones en largo verticales. Podemos ver varias acciones del partido donde se repite la misma acción. Balón en largo, ganar caídas o disputas y generar una acción de peligro o con Larin o con Carriles. Fijaros en la activación de los jugadores de Osasuna en las disputas.
Un Osasuna débil en los duelos, junto a la dificultad que encontró para llevar el balón controlado a último tercio, supuso que en casi toda la primera parte Osasuna no diese pases en la zona de finalización.
Muchos minutos perdidos
Después de una primera parte pobre, donde el resultado no reflejaba la superioridad del Mallorca, Jagoba realizó dos cambios al descanso con la intención de tener más control de partido y cambiar la actitud mostrada hasta el momento.
Con Iker y Aimar, Osasuna mejoró, fue capaz de tener más control de partido y consiguieron llegar más veces a último tercio. Fijaros en la cantidad de pases que se dieron la segunda parte en comparación de la primera y en qué zonas.
Aunque con balón se mejoró en los dos primeros tercios gracias a la participación de Iker y de Moncayola en posiciones más retrasadas, se mantuvieron dos de los errores que están penalizando mucho a Osasuna esta temporada.
En primer lugar, la intensidad sin balón, donde pudimos ver, cómo todos los goles concedidos son sin oposición y en situaciones donde se podía haber resuelto mejor la acción defensiva. En segundo lugar, la falta de producción ofensiva y la precipitación en jugadas de ataque. Si observamos el mapa de centros laterales del encuentro, vemos que tan sólo hubo 4 centros que conectaron con un jugador de Osasuna y que la mayoría de los centros se producían de zonas muy lejanas al área.
Los jugadores no hablan el mismo idioma
La poca producción ofensiva, junto a los problemas para dominar los encuentros con balón, muchas veces se debe a la precipitación y a la mala toma de decisiones. Este fin de semana, volvió a suceder. El ritmo de los encuentros debe marcarlo los jugadores importantes, y como muchas veces apuntamos, se debe potenciar su participación en el campo. Es por eso, que destacamos varias jugadas dónde, la ejecución de las jugadas de ataque, no son las que ayudan a dar fluidez y atacar con peligro. Podéis observar a Aimar pedir que no se hagan centro laterales tan rápido y a Iker ayudar a David hacia donde debe dirigir el balón.
Además, seguimos viendo momentos donde el equipo no se sabe qué quiere. Tras un robo en campo propio, observamos cómo los jugadores actúan de manera diferente y se acaba tomando la decisión que más perjudica al equipo.
Lo más positivo del encuentro
Aunque el equipo hizo un mal partido en líneas generales, hay algunas acciones del partido que tienen que hacernos recobrar la ilusión por ver un mejor Osasuna en el terreno de juego.
Tanto Iker como Aimar, ahora mismo son piezas fundamentales para darle al equipo estabilidad y soluciones con balón. Además, Moncayola nos dejó buenos minutos jugando en una posición retrasada junto a Iker, y Raúl García parece que está preparado para empezar a disputar más minutos. La base del equipo parece que debe ir enfocada en los jugadores que mejor rendimiento están dando en el campo.
Otra vez, nos encontramos con que cuando el equipo tiene más necesidad, se ven los mejores minutos del equipo. El miedo al fallo desaparece y nos dejan acciones tan interesantes como esta.
Llegan las vacaciones de Navidad y Osasuna tiene que trabajar mucho para dar una imagen diferente a la vuelta. Presuponiendo que la actitud e intensidad se recuperarán, se debe trabajar mucho en el modelo táctico y en la toma de decisiones en último tercio. Si eso supone sacar a jugadores del 11 titular o mover a algunos de posición, el sacrificio no será en vano.
Entrenador de fútbol y amante de este deporte. A Rubén le encanta ver los partidos con una perspectiva diferente y descifrar el porqué de cada suceso en el terreno de juego.
