Osasuna logra sacar 3 puntos de un encuentro donde le volvió a costar mucho encontrarse cómodo y generar peligro. Aunque al equipo hay que pedirle un paso más en el nivel ofrecido, el encuentro nos deja cosas positivas y nos explica la intención de encuentro que tenía Jagoba con Iker en el pivote defensivo y Juan en el central izquierdo. Vemos cuales fueron las claves del encuentro.
El efecto Iker
Con Iker en el 11 titular, la propuesta era la de tener más participación en la creación de juego de la que suele tener Torró. Aunque el jugador fue de menos a más durante el partido, nos dejó un número de participaciones con balón, mayor a la habitual de Torró. Destacó por la movilidad que tuvo, al verlo tanto en línea de 3 con los centrales, como en cualquier zona del medio campo. Obtuvo un 78,8% de acierto con el pase con 41 de 52 pases intentados y ganó 6/6 de duelos aéreos. En el mapa de pases y de calor se aprecia la participación que tuvo.
Mala resolución de la salida de balón
Con la presión del Rayo Vallecano sobre Sergio Herrera se pretendía resolver un 4vs2 para poder realizar transiciones sin necesidad de los desplazamientos en largo. El problema fue, que a Iker le costó interpretar cómo hacer los movimientos para generar la superioridad y tanto centrales, como Sergio, decidieron no asumir riesgos en muchos momentos. Teniendo en cuenta que ellos tenían un centro del campo muy poderoso, a Osasuna también le costó coger las caídas y por eso el dominio del balón no se trasladó en ocasiones. Varios ejemplos de la salida de balón donde Osasuna no pudo resolverlos.
Distancias muy grandes y poca fluidez
Las pocas veces que la salida de balón se ejecutaba bien, o las veces que se conseguía iniciar desde los centrales, costó mucho realizar transiciones con la participación de Moi y Aimar. En muchos momentos la distancia entre líneas era muy grande e impedía la fluidez en el juego. Además, nuestros extremos también ocupaban zonas interiores, siempre a la espalda de sus mediocentros, y aunque suponían una amenaza para el Rayo, al no poder conectar con ellos de manera habitual, el equipo perdía capacidad ofensiva. Aquí un ejemplo de las distancias tan grandes entre línea de 3 y mediocentros.
Una de las pocas veces que se asumieron riesgos en salida de balón al aparecer uno de nuestros interiores al doble pivote, se consiguió un ataque prometedor.
La intensidad defensiva y los cambios, las claves del partido
Durante todo el encuentro, el equipo se sintió muy cómodo defendiendo y muy cómodo en presión. Para ello, fueron claves, tanto Juan como David, quienes desactivaron las transiciones rápidas del rayo, saltando en presión sobre el delantero encargado de descargar jugadas. El Rayo Vallecano es el segundo encuentro que menos pases completa en un partido de la liga, síntoma, de que Osasuna fue un rival incómodo para ellos.
Esta vez sí, los cambios dieron un aire diferente al equipo. Muchas veces hemos hablado de que el equipo necesitaba mentes frescas, sin presión para resolver esta dinámica negativa que llevaba el equipo. Con la entrada de Pablo, Nacho y Raúl, el equipo se sintió dinámico y con hambre de ganar el encuentro. Esa hambre que tanto nos había costado ver en 80 minutos, nos fascinó en los últimos 10.
El equipo transformo el miedo a fallar y el miedo a la presión del Rayo, en un reto. Gracias a ese enfoque, se generaron las ocasiones de gol más claras del encuentro, hasta que Raúl metió su ansiado gol. Vemos una jugada donde el equipo es capaz de circular el balón de lado a lado y donde ante la presión alta, tratan de asociarse en corto y tener movilidad.
Esta victoria, de la manera que se ha dado, debería de suponer un cambio de dinámica. Empezando por el juego, y terminando por el rendimiento individual de cada jugador. Ya nos hemos quitado un peso de encima todos, ahora sólo tienen que disfrutar jugando.
Entrenador de fútbol y amante de este deporte. A Rubén le encanta ver los partidos con una perspectiva diferente y descifrar el porqué de cada suceso en el terreno de juego.