Con el partido tan poco estimulante que realizó Osasuna el pasado domingo, hemos ahondado en aquellos problemas que no les dejó competir contra un equipo que estaba rozando los puestos de descenso. Teniendo en cuenta el grandísimo trabajo colectivo que realizó el Celta de Vigo, analizamos las claves con balón y la fragilidad defensiva a la que está sometido el equipo.
Lentitud y horizontalidad en la circulación
Ante una defensa del Celta en bloque medio donde la presión se iniciaba en los pasillos exteriores para buscar como mínimo, la igualdad numérica en esas situaciones, Osasuna no supo buscar alternativas durante toda la primera mitad. Aunque la segunda parte, con las figuras de los extremos, Osasuna pudo hundir más fácil al Celta, la sensación era la misma. Un equipo que amenaza muy poco los pasillos interiores y cuya circulación lenta no permite encontrar ventajas. Ventajas que existían, pero el equipo no las supo encontrar. Aquí dos imágenes donde se aprecia muy bien, cómo la disposición del equipo es buena, pero la interpretación del juego y la ejecución no lo es.
En un partido dónde Osasuna ha realizado el número de pases más alto de toda la temporada y la participación de los mediocentros ha sido muy alta, sumando entre Moi, Pablo, Iker y Aimar, 168 pases, tan sólo 21 fueron progresivos. Evidenciando la poca profundidad que dieron con los pases y la horizontalidad de estos. Fijaros en el mapa de pases de los 3 titulares.
Sin amenaza interior, el equipo sufre
Con Raúl García poco preciso, y con los mediocentros incapaces de recibir entre líneas perfilados para girarse y atacar la profundidad, Osasuna se convirtió en un equipo previsible y poco dañino. Con esto, se consiguió que los centrales filtrasen pases al espacio con movimientos de ruptura tanto de los delanteros como de los interiores, pero siempre de dentro hacia fuera, imposibilitando que las acciones fuesen ventajosas para los jugadores de Osasuna. Aquí tenéis varios ejemplos de desmarques de ruptura que permiten ganar altura, pero que, al ser de dentro hacia afuera, con una marca defensiva cerca, el centro es casi imposible y no permite hacer daño.
Sin embargo, aquellas acciones donde se trabaja para buscar a los mediocentros entre líneas y generar que la defensa del celta se hunda y se junte, Osasuna consigue generar 1vs1 en las bandas con nuestros carrileros y los ataques se vuelven más prometedores.
La fragilidad defensiva
Osasuna ha encajado 36 goles en tan sólo 23 partidos, cifras que evidencian la poca solidez defensiva que tiene el equipo, y parece no encontrar remedio para este problema. Se ha probado defensa de 2 y de 3, se ha probado defender en bloque alto, medio y bajo, y la sensación sigue siendo la misma, el equipo es excesivamente débil en transiciones, centros laterales y al espacio, demasiados registros en los que no son sólidos.
El primer gol encajado el pasado fin de semana, recuerda a una transición muy parecida a la que nos hizo el Girona, acciones donde las decisiones tienen que ser muy rápidas y acertadas para cortar esa transición. En el primero, es más entendible el fallo, pero en el segundo gol, el equipo está replegado, bien estructurado y en bloque bajo. Parece ilógico que de aquí, el Celta metiese un gol de empujar en sólo 2 pases.
Llevamos toda la temporada hablando de recuperar la identidad, y tiene que ser la línea a seguir. Osasuna debe ser un equipo sólido, fuerte, y concentrado, porque sin esa base, será muy difícil construir.
Ahora, cada partido es una final, todos los puntos son bienvenidos, y Anoeta es un escenario donde nos cuesta mucho sacar puntos positivos. Lo ideal, sería volver a recuperar la solidez defensiva y creer que el equipo tiene nivel para más.
Entrenador de fútbol y amante de este deporte. A Rubén le encanta ver los partidos con una perspectiva diferente y descifrar el porqué de cada suceso en el terreno de juego.
