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Un equipo llamado Osasuna

Un equipo llamado Osasuna
Venid hijos, quiero contaros una historia. Hace ya mucho tiempo, yo era una gran aficionada al fútbol, me gustaba ver partidos de diferentes ligas, me mantenía al tanto de las novedades de los grandes clubes e incluso llegué a practicarlo, pero esa afición, se convertía en pasión cuando de mi equipo se trataba y lo mismo le pasaba a sus miles de aficionados. A lo largo de nuestra historia, nos caracterizamos por ser un equipo duro, de lucha, entrega y, como decimos en Navarra, rasmia. Nunca cosechamos grandes éxitos, aunque en alguna ocasión estuvimos muy cerca de alcanzar la gloria. Sin embargo, siempre les plantábamos cara a los grandes equipos tirando de una heroicidad que a menudo nos hacia preguntarnos porque no jugábamos así siempre, pero sabíamos que eso era para las grandes citas, en el resto, había que sufrir.
   Y vaya que si sufrimos. Tras casi 100 años de historia, el club empezó a caer en picado. La mala gestión de la cantera, la corrupción de algunos de sus directivos y la pérdida de los valores esenciales de un sentimiento provocaron que bajáramos a Segunda División, después de 14 sufridos años en primera, que también albergaron nuestros mayores éxitos. Pero eso no nos dejó muertos, aunque si heridos de gravedad.
   Comenzó entonces, tristemente, el año más significativo de nuestra historia. La temporada estuvo llena de altibajos, con 3 entrenadores, salidas y entradas de jugadores, controversia en asuntos extra deportivos y, como siempre, la única constante de la temporada fue el apoyo incondicional de aquella enorme afición que en muchos momentos, los jugadores desmerecían. Finalmente, tras jornadas jugando con fuego pasamos, otra temporada más, a depender de los resultados de otros equipos y ellos sí, cumplieron su tarea, condenándonos a nosotros y fue ahí cuando supe que todo había llegado a su fin. Tras el descenso a 2ª B la situación del club se hizo inviable y yo, a mis 18 años, dije adiós al fútbol para siempre. Pero también lo hizo la ciudad, para la que aquel club era tan importante, y con ella, miles de personas que encontraban en aquellas tardes del Sadar, el mejor momento de la semana…
   Por suerte, esto todavía no ha pasado, y con mas suerte aun, puede que nunca llegue a pasar. No pretendo hacer un llamamiento, la afición de Osasuna nunca lo ha necesitado, simplemente quería expresar el sentimiento tan profundo que se que la mayoría de aficionados tenemos por este club. Pase lo que pase en estas dos jornadas, Osasuna siempre permanecerá en nuestro corazón y ahora solo nos queda esperar que el destino decida si nuestros hijos podrán formar parte de su historia y puedan gritar junto a nosotros: Vamos rojos!
Marta Morrás Ruiz


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Written by Osasuna1920

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