Se encienden todas las alarmas en Pamplona. Primero, porque lo que parecía anecdótico hace pocas jornadas se ha convertido en el objetivo más próximo: huir de los puestos de descenso, borrados casi ya de la memoria rojilla. Y segundo, quizás todavía más preocupante, por la más que cuestionable e inexplicable actitud del equipo en la segunda mitad del partido.
La derrota frente al Getafe evidenció una tremenda pasividad de buena parte de los jugadores. Pasividad que por momentos resultó incomprensible, con un equipo desconectado y una afición anonadada por lo que veía en el terreno de juego.
Osasuna careció de todos sus elementos inherentes a su escudo: entrega e intensidad. La apatía se ha apoderado del equipo y de la grada en el tramo final de temporada. ¿Falta concentración? ¿Falta motivación? ¿Falta físico? ¿Falta ambición? ¿Falta proyecto? ¿Faltan incentivos para algunos jugadores?
Sea lo que fuere, llegan tiempos en los que se necesitan carisma y líderes. Ya no está nuestro emblemático capitá, pero, por el bien de Osasuna, el barco de Vicente debe surcar esta tormenta y navegar hasta aguas tranquilas. Es tiempo de sufrir, remar juntos y ponerse el mono de trabajo. TODOS: técnicos, jugadores y afición. Aunque algunos lo hagan a regañadientes, hay que tapar la grietas.
- Fundador y administrador de Osasuna1920.com
- Socio y Responsable de Marketing Digital en Mirada 360º – Marketing para Abogados
