in

Osasuna volvió a mostrar sus costuras

El conjunto navarro volvió a mostrar su cara más pobre en defensa, a pesar de salir con línea de cinco en la zaga

Con la comida aún en la garganta, los rojillos recibían a las 16:15h de la tarde al líder de la categoría, el Real Madrid. Era una de esas oportunidades que, ocurriese lo que ocurriese, se debía ante todo disfrutar del momento que supone el que te visite un catorce veces campeón de Europa y, además, sabiendo que cuentas con esa tranquilidad de no tener que ganar para no meterse en la zona baja de la clasificación.

Derrota ante el líder 

Jagoba planteó una defensa de 5 dada la baja de David García, el temible ataque del conjunto blanco y, según comentó Jagoba tras el encuentro, para encontrar una formación que permitiese a los carrileros buscar la profundidad al no tener extremos al uso con ese perfil en la plantilla. En punta de ataque la novedad fue José Arnaiz que acompañaba a Budimir en busca de los espacios, la movilidad y el gol. La baja de Aimar dio paso a la entrada de Moi Gómez al once, pero por lo demás el equipo fue el previsto.

Con la consigna de hacerse fuertes atrás y conceder poco, el encuentro no pudo empezar de la peor manera tras un balón en el que Catena trata de tocar atrás para Sergio Herrera, le rebañó la pelota Vinicius antes de que diese el pase y ante el portero definió al palo contrario. Un error de un jugador que está teniendo, probablemente, la peor temporada de su carrera

Los rojillos pronto igualarían la contienda con un remate de Budimir, a pase de Herrando que había rescatado un centro desde la esquina de Moncayola. Díez minutos después, Valverde llegaba a línea de fondo y ponía un pase al punto de penalti que remataba Carvajal con el exterior en una acción en la que la zaga se hunde en exceso y permite rematar en una defensa prohibida teniendo 3 centrales. 

Los visitantes dominaron la posesión, siguieron embotellando al cuadro navarro y tuvo las ocasiones con un Vinicius imparable. En la segunda mitad, Brahim aprovechaba la pobre colocación de los rojillos, que tras un balón en largo de Lunin, Torró se ve fuera de posición, Catena va al choque sin éxito y deja un hueco por el centro que lo aprovecha el hispano-marroquí para plantarse ante Sergio y anotar. Unos minutos más tarde, era Vinicius quien encontraba un gran hueco a la espalda de Areso para correr y se metía hasta la cocina para definir con un toque al palo largo y matar todas las esperanzas rojillas de remontada.

Osasuna bajó los brazos, el Real Madrid dejó de pisar el acelerador y permitió que los rojillos maquillaran el marcador en el descuento gracias al remate de Iker Muñoz que se colaba entre las piernas de Lunin.

Errores defensivos y falta de acoso

Los goles del conjunto merengue tuvieron como tónica general el excesivo espacio de los rojillos para que el rival corra. El primer gol fue un error de Catena, que no está teniendo su mejor temporada y mentalmente se encuentra en un momento crítico, pero cuando se desquite de esa losa mental, mostrará su verdadero nivel.

Los demás tantos los podemos atribuir a una falta de colocación como en el tercer gol, que Torró no está donde debe estar y Catena que decide saltar al choque y no sale victorioso. Al equipo le faltó más agresividad, acoso, maneras de incomodar al rival para que rifen rápido el balón. Con espacios y tiempo para pensar, son letales y era ahí donde Osasuna tuvo que focalizarse. A pesar de la buena racha que traía el conjunto navarro, la defensa vuelve a mostrar una flacidez defensiva propia de la primera vuelta, aquella que se debe tratar de evitar aunque en este caso los 4 goles fueron del líder de La Liga. Ahora son equipos de menor nivel los que tiene por delante el conjunto pamplonica y deberá mostrar de nuevo esa fiabilidad atrás que tan bien le hace para aspirar a los tres puntos.

Osasuna volvió a mostrar sus costuras

Osasuna volvió a mostrar sus costuras

Written by Daniel Arangay

El portero navarro que deslumbra en Segunda y ya ha despertado interés en equipos de Primera

Los insultos racistas que nadie escuchó