Debacle, cataclismo, desgracia, castástrofe. El partido de Osasuna fue un auténtico desastre en el que los rojillos no salieron mal al partido; Budimir tuvo una ocasión clara que detuvo el guardameta Guaita, pero el resto de la primera mitad fue un despropósito tanto en lo ofensivo como en lo defensivo. Sin ir más lejos, en apenas 2 minutos llegaron los dos primeros tantos del conjunto vigués haciendo notoria la fragilidad defensiva de la zaga osasunista. En la segunda mitad, Osasuna tuvo 15 minutos buenos de lograr embotellar al rival, pero apenas generaron peligro.
Necesidad de reencontrarse
La eliminación en la Conference League cambió radicalmente el devenir de la temporada para Osasuna. Mentalmente, al equipo le costó levantarse y, a veces, ante nuevas etapas, tendemos a cambiar en cierto modo nuestro ser. Durante toda la temporada hemos visto muchas variaciones en el once de Jagoba incluso un cambio de sistema pasando a jugar con 3 centrales y dos delanteros y, además, teniendo en cuenta lo que había la temporada pasada, el equipo ha bajado el nivel.
Sin embargo, este equipo pide volver a lo que ha sido. Un equipo que va a por el equipo rival, que busca la profundidad y desdoblamiento del lateral al extremo, un equipo que vuelva a formar un 4-3-3 y que juegue con el balón sobre el césped mirando siempre al frente y sin la necesidad de buscar el balonazo. Osasuna necesita volver a crecer en confianza con aquello que le llevó a realizar una gran temporada, volver a jugar en base al perfil de jugadores que hay en la plantilla y volver a ser un equipo vertical, ordenado, con actitud, garra y valentía en El Sadar
Los rojillos tienen que aclarar ideas en esta semana antes del siguiente partido y tratar de volver a ser lo que éramos, en vez de insistir en otras ideas que ni están trabajadas, ni concuerdan con el perfil de los jugadores de la plantilla.
