Osasuna 1920
Vicente Moreno quiso ir un paso más allá en la explicación de su salida y desveló un detalle hasta ahora poco conocido sobre las condiciones de su etapa en Club Atlético Osasuna. Un matiz que ayuda a entender mejor por qué insiste en que su marcha no fue una decisión del club, sino estrictamente personal, aunque en ningún momento aclara si ese acuerdo formaba parte de un contrato firmado o si se trató de un compromiso verbal entre las partes.
“Esto creo que nunca se ha contado…”, introduce el técnico antes de explicar que, a su llegada a Pamplona, Braulio Vázquez le ofreció un contrato por una temporada con una renovación automática de otra más en caso de igualar los números del curso anterior. Una cláusula, según su relato, clara, objetiva y ligada exclusivamente al rendimiento deportivo, pero cuya naturaleza jurídica —escrita o de palabra— no llega a precisar en la entrevista.
Según relata el propio Vicente Moreno, cuando la temporada encaraba su recta final esos objetivos no solo estaban cumplidos, sino superados, lo que activaba de facto esa continuidad automática. Es decir, desde su punto de vista, tenía la puerta abierta para seguir un año más en el banquillo rojillo sin necesidad de renegociar ni sentarse a hablar de una renovación convencional.
Sin embargo, fue en ese punto cuando el técnico tomó una decisión que marca el relato de su etapa en Osasuna. “Fui yo quien decidió no aceptar ese segundo año e irme de Osasuna”, reconoce, explicando que sentía la necesidad de cerrar ciclo y cambiar de proyecto, pese a que —según su versión— la continuidad estaba garantizada.
Moreno insiste en que no se trató de un desencuentro, ni de desgaste con el club, ni de una cuestión deportiva. Al contrario, su mensaje refuerza la idea de que Osasuna había cumplido con lo pactado, aunque sin aclarar si ese pacto estaba formalizado por escrito o se sustentaba en un acuerdo de palabra. “Yo esta temporada podría haber seguido en Osasuna si hubiese querido”, resume con rotundidad.
Además, el propio entrenador deja claro que su balance personal de la etapa en Pamplona es plenamente positivo. Vicente Moreno se muestra encantado con su paso por la ciudad, con el trato recibido por parte del club y con el cariño y respeto de la afición rojilla, a la que siempre ha reconocido como una de las grandes fortalezas del proyecto.
La revelación aporta una lectura importante al contexto de su salida. No hubo una negativa del club. Hubo una renuncia consciente a una cláusula —formal o informal— que ya se consideraba activada, algo poco habitual en el fútbol profesional y que habla tanto del perfil del entrenador como del momento vital del proyecto.
Un matiz relevante que ayuda a cerrar el debate y que refuerza la versión que el propio Moreno ha defendido desde su anuncio: su etapa en Osasuna terminó por decisión propia, incluso interpretando que tenía la continuidad de su lado, y haciéndolo además desde el respeto, la gratitud y una valoración muy positiva de todo lo vivido en Pamplona.
