Once jornadas han transcurrido desde que el proyecto de Alessio Lisci echó a rodar. Desde entonces, Osasuna ha ido de media a punto por jornada, aunque es justo matizar que 5 salidas han sido a los campos de los 6 primeros clasificados. Sin embargo, los rojillos se enfrentaron este pasado lunes a domicilio a un equipo con un nivel menor al propio y no lograron aprovechar la oportunidad de sumar los tres primeros puntos.
Tampoco en Oviedo
Osasuna visitaba a un Real Oviedo en horas bajas tras encadenar 3 jornadas consecutivas sin ganar, además de la reciente eliminación en Copa ante el colista del grupo 1 de Primera RFEF. A pesar del momento del conjunto carbayón, el equipo dirigido por Alessio Lisci decepcionó. Primero con una falta grave de concentración al comenzar el partido que provocó que Sergio Herrera debiese realizar una parada de balonmano en un mano a mano ante Ilyas. Después se pudo observar que ofensivamente el equipo no generó excesivo peligro más allá de la clara ocasión de cabeza de Budimir que despeja Aaron Escandell.
El encuentro entre ambos conjuntos no fue muy vistoso y se pudo observar a un Osasuna que no logró jugar a fútbol y dominar ante un equipo que, probablemente sea el equipo con más carencias y menos capacidad futbolística de la categoría. Los de Lisci cayeron en la trampa de entrar en el juego de jugar al “pelotazo” para que ni Rondon ni Viñas tuviesen la oportunidad de emparejar a los centrales y generar peligro conectando con los jugadores que llegaban de segunda línea.
En la recta final, Osasuna dio por bueno el punto introduciendo a Herrando por Raúl dejando así pasar una gran oportunidad de sumar los tres puntos en un escenario y ante un rival ideal para hacerlo. Y tras este punto, que cierto es que puede suponer el romper una barrera anímica dado que hasta ahora el equipo no había sumado ningún punto como visitante, Osasuna suma 11 puntos en su casillero y se queda a tan solo 2 del descenso.
El conjunto rojillo no tiene una plantilla como para descender, pero, sin duda, inquieta la actitud mostrada por los jugadores y el entrenador en el Tartiere, dejando pasar la oportunidad de sumar de tres, al igual que el hecho de que la idea de jugar de Lisci no acaba de calar y que la dinámica no está siendo lo necesariamente positiva para lograr tranquilizar a la parroquia. La Primera División, al fin y al cabo, es una carrera de fondo en la que hasta llegar a la meta hay tiempo de cambiar el paso, y es eso precisamente lo que necesita Osasuna a corto plazo; ganar y que la clasificación se vea de otra manera para poder ahondar en otros problemas del equipo con menos presión.
