Partido muy malo de Osasuna fuera de casa, una vez más. Los rojillos vuelven a mostrar debilidad tanto con balón como sin él. Quitando el gol y el cabezazo de Rubén Peña al palo, Osasuna apenas generó peligro y los datos así lo confirman. Los de Vicente Moreno han sido el tercer equipo que menos goles esperados han generado con 0,32, solo superados por Leganés (0,10) y Valencia (0,15).
Imagen desastrosa
El conjunto rojillo se fue al descanso por delante en el marcador, pero sin ser fluido, sin ser dominador, sin generar ocasiones y sin convencer demasiado. En la segunda parte, sin embargo, se vio a un Osasuna inoperante en todas sus facetas, sin ideas, sin un plan, totalmente desordenado, tácticamente roto y al que se le encontraban las costuras fácilmente.
El planteamiento de Vicente es de cobardes, de aguantar para lograr el punto y rezar para que no te caiga más de un gol. Resultado de ese planteamiento es la imagen tan deplorable mostrada por el equipo, que no merece una afición que hoy, una vez más, ha estado muy por encima del rendimiento del equipo, a pesar del horario. Quizás sea esa cabezonería de plantear un partido rácano y al pelotazo lo que se deba cambiar para mejorar la imagen y para que no se le complique el asunto a Vicente en cuanto pinché algún partido el equipo en casa.
Tanta culpa se debe achacar a Vicente como a los jugadores, quienes mostraron una actitud y una intensidad no acorde a la categoría. El centro del campo se ha mostrado inoperante, sin lograr dar dos pases seguidos, sin ganar duelos y totalmente partido. La esencia de Osasuna es que siempre es un equipo luchador, con garra y alma, y si en dos partidos fuera de casa no se ha visto y las sensaciones han sido desesperantes, significa que en lo colectivo algo se debe cambiar.
Oportunidad para reflexionar
Si algo bueno tienen las derrotas es que te permiten reflexionar y valorar los puntos negativos del partido. Es este un buen momento para hacerlo, para preguntarse si este es el camino.
En mi opinión, lo primero que falla es que no existe una idea o un planteamiento fuera de casa en el que crean los jugadores y en el que se pueda asentar el juego colectivo. El equipo no cree en el balonazo y en dedicarse a defender y ven su moral resquebrajada cuando, sin haber un plan B, el rival les hunde y no les somete constantemente. Luego los jugadores deben hacerse mirar esa imagen, que con independencia del planteamiento, muestran sobre el verde que no representa lo que es este club. Actuaciones tan malas se ven con Vicente y también se veían sin Vicente, por lo que algo se está haciendo mal ante rivales de tu mismo nivel.