Corría el minuto 90 de partido de un Sevilla-Osasuna en enero de 2008. El marcador reflejaba el resultado de 1-1 gracias a los goles de Poulsen, primero, y Kike Sola, después. Un buen resultado para los intereses de Osasuna.
Sin embargo, en el minuto 92 cuando Poulsen propinó un codazo a Miguel Flaño. Iturralde González le dijo a Ricardo que tirase el balón fuera y, en la reanudación del juego, Maresca no devolvió la pelota a Osasuna en un gesto antideportivo. Segundos más tarde, Chevantón pondría un centro desde la derecha que golpeaba de forma involuntaria en la mano de Javi García. Iturralde González pitó penalti contra Osasuna y Luis Fabiano sentenció el partido desde los once metros (2-1).
Esta injusta decisión indignó a Osasuna, en aquella época entrenado por el Cuco Ziganda. Y todavía más en una época de máxima tensión con el Sevilla, tras los recordados enfrentamientos del Chengue Morales con Javi Navarro.
Tras la injusta decisión arbitral, y al finalizar el encuentro, un cabezazo de Duda al preparador físico José Viela desató los nervios y Andoni Goikoetxea se encaró en el centro del campo con el entonces delegado del Sevilla, Cristobal Soria. Goikoetxea llegó a agarrar del cuello al andaluz, y más tarde fueron César Azpilicueta y el Cuco Ziganda los que también tuvieron sus más y sus menos con el delegado sevillista, después de que Adriano tirara una botella de agua.
«Hay que ser cabrones para hacer estas cosas. Tanto hablar del fair play y se lo pasan por los huevos», decía un indignado Carlos Vela al finalizar el encuentro. Kike Sola se lamentaba: «Se me queda una cara de gilipollas que no te puedes ni imaginar. La falta de deportividad del Sevilla es increíble».
Aquel resultado metió al Sevilla en puestos UEFA y dejó a Osasuna en zona de descenso.
Días después, varios medios de Sevilla difundieron que Ziganda se dirigió a los sevillistas en estos términos: «Teníais que estar todos muertos, como Puerta». El entrenador mostró su indignación por estas calumnias. «Me equivoqué en el final de partido, perdí los nervios y pido perdón. Debía haber contado hasta diez, no haber saltado al campo y actuar como lo hice con Iturralde. Siento mucho lo que pasó después. Pido perdón por lo que hice, pero lo que no voy a hacer es aceptar que se mienta con cosas tan graves. Eso es ir a hacer daño con calumnias».