Iván Rosado tiene ahora 42 años. En sus espaldas, y en sus pies, porta algunos de los momentos más emocionantes de la historia de Osasuna. No existe un invierno en Pamplona en el que no se recuerde el fichaje del onubense por el equipo rojillo, en aquella temporada mítica (1999/2000) en la que Osasuna regresó a Primera División con Miguel Ángel Lotina.
Gracias a sus once goles en una segunda vuelta espectacular, Iván Rosado ascendió a Primera con el equipo más importante de su carrera deportiva. Todavía conserva buenos amigos de aquella época en Pamplona y, hace tan solo unos meses, visitó la ciudad, saludó a la gente del club y acudió a El Sadar para rememorar sus tardes de gloria. Entre ellas, la de la victoria contra el Barcelona en el primer año del regreso a Primera, en la que el equipo rojillo logró ganar por 3-1 al conjunto culé en una situación muy similar a la de ahora. En total, Iván Rosado estuvo seis temporadas en Osasuna, desde el ascenso a Primera División de 2000 hasta la disputa de la final de Copa del Rey en 2005. Se retiró en 2008.
¿Cómo es la vida de Iván Rosado?
Precisamente, hace poquito estuve en Pamplona viendo el partido contra el Espanyol. Se perdió 1-2… Ahora yo vivo en Huelva y he empezado el curso nacional de entrenadores de fútbol hace un mes. También estoy en el staff técnico de la federación de fútbol de Huelva, en la que soy el encargado de la selección de los alevines para el campeonato de Andalucía. Y también soy padre de familia, que no es poco (risas): del pequeño Iván Rosado y de Álex Rosado.
¿Echas de menos el profesionalismo?
Lo primero que he hecho ha sido formar la familia y creo que ha llegado el momento de dedicarme a los que más me gusta y de lo que más sé, el deporte y el mundo del fútbol. Estoy contento del momento en el que me encuentro y ojalá algún día pueda ser entrenador profesional. Es un objetivo difícil pero que me gustaría, la verdad.
¿Recuerdas cómo fue tu fichaje por Osasuna?
Se suele decir que los fichajes de invierno no suelen dar un gran rendimiento, pero yo tuve la suerte de llegar en el momento justo, coger esa ola que empezaba y acabar con el ascenso. Yo estaba en el Rayo Vallecano, en Primera, y no jugaba. Osasuna se informó de mí como jugador y como persona, y lo hicieron tanto Miguel Ángel Lotina como Ángel Martín González -a los que les tengo un gran aprecio-. Y creo que hablaron también con Joaquín Caparrós, con el que yo había estado bajo sus órdenes en el Recreativo de Huelva, en Segunda B, y con el que había marcado 28 goles. La verdad es que hablaron con él y Caparrós habló muy bien de mí. Les dijo que no dudasen en firmarme y por fortuna acabé en Pamplona a mitad de enero.
¿Qué recuerdas del año del ascenso con Osasuna?
Para mí fue un año fenomenal. De los 19 partidos que jugué de titular metí 11 goles y fue máximo goleador en la segunda vuelta. Para mí, ascender era un espaldarazo importante y metí el gol más importante de mi humilde carrera, el de Gijón. Para mí, ese ha sido el más importante. Los habrá habido lógicamente más bonitos o trascedentes, pero el más importante fue aquel. Si no llego a tener la suerte de haber metido aquel gol no habríamos dependido de nosotros mismos y creo que no habríamos ascendido. Porque si no dependes de ti en la última jornada… Malo. Tuvimos la suerte de que aquel córner se sacó en corto, Álex Fernández la puso y el balón me llegó a mí y el balón acabó en las redes de un taconazo. Fue muy bonito y luego ya, ganamos el último partido y fue algo fenomenal. Después me compró el Rayo y estuve allí algunas pocas temporadas.
Y la cifra de goles no baja. Pasas de meter 11 goles en Segunda a marcar 14 goles en Primera. ¿De verdad hay tanto salto?
El cambio de categoría le cuesta a todos los equipos. Nosotros teníamos algo muy importante, la afición, que después de seis años en Segunda estaba muy ilusionada con volver a la categoría. Teníamos un puntal muy fuerte. Pero todo el año estuvimos abajo y fue un año duro. Recuerdo además que empecé como suplente y tras meter un gol en Montjuic entraba y salía. Hasta la jornada 13 había jugado 4 o 5 partidos y, los siguientes 25, los jugué consecutivos. En esos 25 partidos metí 13 goles. Unas cifras que no volví a repetir. Desde el año 55 nadie los mete en Osasuna en una temporada.
Y llegó el Barça a El Sadar, en una situación de vida o muerte para vosotros ante un equipo culé que se jugaba la vida, con Xavi, Guardiola o Puyol en el once, entre otros. Y ganasteis 3-1 con un Barcelona que vio tres tarjetas rojas. ¿Qué pasó para que se obrara el milagro en aquel partido?
Antes de contaros lo que pasó en el aquel partido, quiero recordar que nosotros también llegamos a estar últimos y nos pusimos con 2-0 al descanso en el Tartiere. Con ese resultado, Lotina estaba prácticamente cesado. Y le dimos la vuelta, Álex Fernández metió dos goles y yo otro tras un pase de Sabino. Me acuerdo perfectamente que me fui corriendo a Lotina a dedicárselo porque sabía que estaba en la cuerda floja. En el descanso, estaba prácticamente destituido.
¿Cómo se explica que Osasuna pudiera ganarle al Barça de una forma tan contundente?
Si el Barça está al 100%, es complicado. Creo recordar que ganamos 3-1 y después fue cesado Serra Ferrer. No debían andar muy bien y nosotros aprovechamos la necesidad imperiosa que teníamos de ganar. En aquel partido los sentimientos estaban a flor de piel tras el fallecimiento de dos aficionados rojillos en un desplazamiento a A Coruña. De hecho, y en el vídeo se ve, en el primer gol me fui hacia la pancarta de uno de los fondos para dedicarles el gol. Al recordarlo ahora se me pone la piel de gallina…
¿Qué supuso para ti la etapa en Osasuna?
Llevo con mucho orgullo haber jugado en el Recreativo de Huelva, pero mi carrera no se consigue sin mi paso por Osasuna. Aprovecho la ocasión para dar las gracias por hacerme feliz a mí y a mí familia. Me hicieron súper felices y nos quedamos solamente con los buenos recuerdos y tengo amigos muy buenos, íntimos. El paso por Pamplona fue maravilloso, me quedo sólo con las cosas buenas. Para qué voy a guardar rencores…
¿Sigues manteniendo el contacto con las personas de aquella época?
Estuve en Tajonar hace un mes y medio y charlé con Alfredo, Sanzol, Lecumberri… Tengo amistades de toda la vida porque los considero amigos de toda la vida. Siempre he tenido un gran recuerdo y revivir el ambiente de El Sadar siempre es fantástico. ¡Ah! Y para mí siempre ha sido El Sadar, nunca se me quedó lo de Reyno de Navarra.
¿Y qué anécdotas puedes contar de tu etapa en Osasuna?
Pipa Gancedo era muy bueno. De hecho, el segundo gol contra el Barcelona me lo da él… Era un pedazo de jugador, igual que Alfredo. Eran dos puntales en aquel equipo. El de entonces era un vestuario bastante serio.
Mi más absoluta admiración por #EnriqueMartin de @CAOsasuna.Trabajador incansable.Leyenda viva.Infinitas GRACIAS. pic.twitter.com/ibPrrtxohw
— Iván Rosado (@IvanRosado9) 8 de noviembre de 2016
¿A qué te refieres con serio?
No recuerdo un ambiente de gente chistosa. A lo mejor Moha era muy divertido, con el que tuve la suerte de compartir habitación durante tres años. Tengo muy buen recuerdo de todos y nunca hubo mal ambiente salvo la tensión por la salvación.
¿Conservas las camisetas con las que jugaste?
Sí, aunque no guardaba muchas. Tenía tantos compromisos con la gente que no la cambiaba sino que la daba a aficionados. Tengo un buen puñado de camisetas de Roberto Carlos o de Rafa Márquez y por aquí las tengo. Las guardo en el ropero, en bolsas, y de vez en cuando hay que sacarlas porque los números se pegan (risas).
¿Y qué hace especial a Osasuna?
Siempre había escuchado del ambiente de El Sadar y la primera vez que yo empecé a sentir el estadio de verdad fue en un partido contra el Logroñés al que le ganamos 2-0. Había un ambientazo que me hizo preguntarme. ¿Dónde me he metido? Además metí un buen gol de cabeza en ese partido y me dije, no hay sitio mejor sitio que éste. Osasuna colmó mis aspiraciones, estaba muy a gusto, jugaba muchísimo y era querido por la afición. Ellos me hicieron bueno y me pusieron en mi sitio. Fue maravilloso y el ambiente era fenomenal. El otro día, cuando estuve en El Sadar, grabé un vídeo con el móvil y… ¡cómo retumbaba todo! Era maravilloso.
¿Qué mensaje tienes para la afición de Osasuna?
Les doy mucho ánimo y sé que la empresa es difícil. Osasuna está en una situación muy difícil y complicada. Lógicamente, son el equipo con menor presupuesto, pero Osasuna tiene un valor que no tiene casi nadie, la afición. Creo que eso no va a decaer en ningún momento. Si el equipo da lo que tiene que dar, la afición siempre va a estar con ellos. No cabe duda de que va a ser difícil. Enrique Martín lo hizo bien y espero que ahora Joaquín Caparrós sea capaz de enderezar el rumbo. Pero tampoco me gusta decir que nos vamos a salvar con la gorra, porque no lo creo. Es muy difícil, pero estoy convencido de que con el apoyo de la afición el objetivo será menos complicado. Les envío todo el ánimo posible porque aquí en mi casa somos todos rojillos de corazón.