La apuesta por el juego combinativo en la segunda mitad:
A pesar de la falta de oportunidades claras y la falta de acierto a la hora de filtrar balones en la última línea de ataque, Osasuna estuvo muy cómodo con el balón en lo pies. El conjunto navarro manejó el esférico con soltura en el terreno rival y demostró que hay calidad para llevar de sobra para llevar el peso de los partidos.
Los detalles de Kike Barja:
Salió a comerse el mundo y en menos de 20 minutos demostró que el Promesas se le queda muy pequeño. No le falta descaro y su verticalidad puede ser muy útil para Diego Martínez, al menos como revulsivo.
